Gabriela Bortz* y Hernán Thomas**
El 2 y 3 de septiembre se desarrolló en Barcelona el panel “Engaged STS for inclusive development: exploring concepts, practices, networks, and policies towards inclusive and sustainable futures”, organizado por el Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología (UNQ) y Red TISA. El mismo se realizó en el marco del congreso conjunto de la Society for the Social Studies of Science (4S) y la European Association for the Study of Science and Technology (EASST), que tuvo lugar del 31 de agosto al 3 de septiembre de 2016.
El panel se centró en la discusión de dos preguntas principales: ¿qué papel juega la ciencia y la tecnología en los procesos de cambio social y ambiental? Y ¿cuál es el rol de los estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad (y los investigadores CTS) en la promoción y construcción de caminos orientados hacia el desarrollo inclusivo y sostenible?
En los últimos años, se registra un creciente consenso entre académicos, actores de la sociedad civil y policy makers sobre el papel que la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (CTI) pueden desempeñar en la construcción de soluciones a los problemas de exclusión social. Esta preocupación se ha extendido tanto en el hemisferio norte y el hemisferio sur, atravesando regiones y temáticas. Estos temas también han despertado el interés de organismos internacionales como la OCDE, BID, Banco Mundial, el IDRC, así como de algunos gobiernos nacionales en América Latina y Asia, que han implementado y apoyado programas para el desarrollo inclusivo.
En este punto, es posible ver cierto acuerdo general en la necesidad de orientar la Ciencia, la Tecnología y la Innovación hacia objetivos de desarrollo, asegurando el acceso a bienes básicos a poblaciones históricamente excluidas, reforzando derechos ciudadanos y ejercicios más plenos de democracia, expandiendo procesos participativos y repensando los procesos de toma de decisiones. No obstante, también es posible ver una pluralidad de definiciones, enfoques, visiones, modos de construir el conocimiento y estrategias institucionales y tecnológicas, que entienden de manera diferente qué implica el cambio tecnológico para el desarrollo inclusivo y sustentable y cuáles son los caminos para orientar las acciones de CTI en esa dirección.
En un primer nivel, el evento trabajó sobre instituciones y políticas, procesos y organizaciones, diseño y producción de artefactos, para discutir:
(a) Diferentes conceptos y visiones sobre el cambio tecnológico, innovación e inclusión;
(b) Diferentes enfoques y objetos para comprender la producción de conocimiento y las políticas del conocimiento involucradas en procesos de cambio tecnológico: generación de conocimiento e innovación desde las bases (gra
ssroots), prácticas materiales y cognitivas, agendas de I+D, diálogo y negociación de conocimiento;
(c) Estrategias de políticas CTI, sus desafíos y limitaciones: procesos de promoción y evaluación, agendas implícitas y explícitas, procesos toma de decisiones y de ampliación de instancias de participación. [Acceder a los abstracts y ponencias]
En un segundo nivel, el panel buscó promover el intercambio, reflexión y discusión sobre la construcción de las agendas de investigación de los estudios sociales de la Ciencia y la Tecnología (ESCT) y el rol de los investigadores.
Desde finales de la década de 1970, los investigadores del (entonces) incipiente campo de los estudios sociales de la Ciencia y la Tecnología comenzaron a comprender cómo conocimientos y tecnologías eran socialmente construidas, y cómo estas tecnologías, que eran inherentemente políticas, daban forma a nuestras sociedades. Después de casi 40 años, el campo CTS (o los ESCT) se presenta(n) como un espacio fructífero para problematizar producción de conocimientos y tecnologías para contribuir con el análisis empírico, la reflexión teórica y el debate político orientado al cambio social y ambiental.
En este sentido, las diez presentaciones que tuvieron lugar a lo largo de un día, con disertantes provenientes de Argentina, Brasil, Rumania, Estados Unidos, Colombia, Rusia, Francia y Dinamarca, se posicionaron en la convergencia entre estudios “académicos” y estudios social y políticamente comprometidos: generando un trabajo académico informado y riguroso, que toma riesgos no sólo para comprender sino también para desafiar los modos establecidos de producción, circulación y uso de conocimientos y tecnología y proponer vías alternativas.
Yendo más allá, esto significa reflexionar sobre el rol del investigador en estas temáticas. Esto es: su/nuestra capacidad de imaginar, diseñar, coordinar formas y direcciones en la producción de conocimiento, la capacidad de construir, diseñar e implementar políticas e iniciativas promoviendo la reflexión y la acción para generar cambios estructurales en nuestras prácticas y sistemas de Ciencia, Tecnología e Innovación; orientándolas hacia la generación y cumplimiento de derechos, mejoras en la calidad de vida y creación de espacios de democratización y libertad.
* Investigadora del Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), becaria doctoral del CONICET y asesora de la Red de Tecnologías para la Inclusión Social (Red TISA). Contacto:
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* Director del Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), Investigador Principal del CONICET y Coordinar Ejecutivo de la Red de Tecnologías para la Inclusión Social (Red TISA). Contacto:
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